Document Type

Article

Journal/Book Title/Conference

Decimonónica

Volume

15

Issue

2

Publisher

Decimonónica

Publication Date

2018

First Page

29

Last Page

47

Abstract

Fundada sobre grandes lagos, y alguna vez conocida como la Venecia del Nuevo Mundo, la Ciudad de México siempre ha tenido una relación íntima, pero problemática, con el agua. Al llegar el siglo XIX, uno de los temas más substanciales en las políticas de modernización capitalina fue precisamente el desarrollo y la mejora de las redes de distribución de agua potable a la población. Mientras tanto, a falta de servicio público de abastecimiento, los aguadores cumplían la función de suplir agua a muchos de sus habitantes, llegando a conformar una de las imágenes más reconocibles de las calles de la ciudad, con su gran vasija—el chochocol—cargada en la espalda y otra más pequeña colgando por delante. Esta manera de cargar el agua llamaba la atención por ser específica de México, lo que hizo que el aguador se convirtiera en una figura insistentemente fotografiada, pintada, dibujada y descrita tanto por mexicanos como extranjeros, llegando a convertirse en uno de los representantes simbólicos de la autoctonía cultural mexicana.

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